A propósito de Joanna

Los Rana hicieron dos cosas por nosotros: nos prestaron un coche para ir a Bialowieza y nos recomendaron ir a Podcerkwy, a casa de su amiga Joanna. Para esto último hicieron un mapa del tesoro que nos indicaba cuando debíamos salir de la carretera, entrar en el pre-parque bajo unos robles centenarios,  ir por un camino  6 kms, girar a la izquierda otros tantos... Ya pensábamos si llegaríamos a alguna parte, cuando apareció en un claro del bosque el pabellón de caza, Joanna, sus hijos, los caballos, las cabras blancas, el cerdo vietnamita y la caótica casa.

Por la noche no funcionaba el generador de luz, cenábamos iluminados por velas y nos movíamos por la casa con candelabros que a Leo le hacían exclamar "Me siento como la criada de Rebeca caminando por Manderley". Por la mañana desayunábamos en la cocina con gatos y moscan pululando entre nuestros platos, pero el desayuno nos sabía a gloria.  Al abrir la puerta para salir al prado, los caballos nos saludaban con intención de entrar en la casa, la hija de Joanna pegada a ellos trataba de dibujar su silueta... Era vivir de verdad en la naturaleza!!!

Como ha relatado Roberto, Joanna se ofreció a mostrarnos "clandestinamente" el Parque de Bialowieza donde esperábamos ver algún bisonte. Mágica excursión siguiendo el rastro de las huellas, del mugido y hasta las heces de bisonte. Pero ellos no se dejaron ver. En su lugar vimos robles centenarios y charcas donde bañaban los osos dejando parte de su pelambrera en los árboles donde se restregaban para secarse.

Bill, el perro de Joanna,  nos acompañó todo el tiempo. Súbitamente desapareció y Joanna comenzó a silbar llamándole. Apareció a los pocos minutos muy agitado y con visibles manchas de sangre. Joanna dijo se habría peleado con algún zorro y que debíamos buscar a su víctima. A unos cuantos metros nos encontramos a un inerte jabato. Desde entonces Bill pasó a llamarse KillBill.

Aquella casa en el bosque fue nuestra Arcadia polaca.

(gracias tía Reyes por este recuerdo)