La mujer que susurraba a los bisontes
- soytuagapimu
- 3 may 2020
- 2 Min. de lectura
En Podcerkwy está la última casa de Polonia antes de Bielorrusia. Si el Parque Nacional de Bielowieska es uno de los grandes paraísos naturales de Europa, Podcerkwy es un paraíso dentro de ese paraíso, y Joanna Kossak, su guardiana. Predestinada a ser artista (los Kossak son una importante saga de pintores) la infancia con su tía Simona, - bióloga, doctora en bosques y amiga de los animales-, la empujó a la naturaleza. Vive en un antiguo pabellón de caza de los políticos comunistas, sin electricidad pero con teléfono, y en el salón puedes encontrarte con un caballo, un búho o un cerdo vietnamita. Igualita que su tía. En el granero conserva parte de la biblioteca familiar, y más allá hay un prado con una torre de observación donde a las seis de la mañana una pareja de linces inician un cortejo que incluye ciervos, jabalíes, zorros…Al que madruga la naturaleza lo ayuda. Traductora de inglés y guía para rodaje de documentales, es capaz de seguir el rastro de los bisontes, que en Europa sólo quedan salvajes en esos bosques milenarios, durante horas hasta que puedes sentir su respiración. Sin embargo el bosque es tan denso que para verlos acabamos en la reserva del Parque. También te descubre que en la antigua estación de trenes de los zares hay un restaurante maravilloso y un lujoso hotel con habitaciones en los vagones y en la torre del agua, pero no es tan especial como Podcerkwy, donde Joanna cocina más bien regular, mientras su hija Ida dibuja caballos o escribe poemas y su hijo Dan se escapa un rato de su autismo para jugar contigo o acariciar a sus animales. Sales del paraíso por los mismos caminos en los que su madre, Gloria Kossak, circulaba en coche a toda velocidad (llegó a ser la primera mujer en ganar el Rally de Polonia ), con algunas garrapatas que cambiaron los robles milenarios por tu barriguita, contento de que los “Rana” te recomendaran, en una noche de vodka en Piaski, a su amiga Joanna, la sobrina favorita de Simona. (Gracias Robus por esta mágica historia)

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