Metamorfosis
- soytuagapimu
- 16 may 2020
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Las libélulas siempre me han fascinado. Desde la antigüedad, son vistas como portadoras de fortuna, poder y equilibrio aunque en algunas culturas, aquello de que te revuelen por la cabeza es símbolo de locura.
Aparentemente frágiles, de abdomen largo, estilizado y de colores brillantes, estos insectos de ojos saltones, viven la mayor parte del tiempo bajo el agua siendo ninfas. Después de su metamorfosis, se convierten en esas hadas que vigilan las aguas cristalinas.
Hokusai fue un pintor y grabador japonés. Conocido por sus “pinturas flotantes” (aquellas que representan imágenes del teatro, zonas de alterne o paisajes) utilizó un sinfín de nombres a lo largo de su carrera profesional.
¿Os imagináis? ¿Un pintor que alcanza la fama y quiere cambiar de nombre? Esto se cuenta en su biografía y me pregunto si, como las libélulas, Hokushai cambiaba de nombre con cada transformación personal.
Quizá no somos tan radicales como el pintor pero acaso ¿no ha de ser es la vida un sinfín de estados ninfa que eclosionan y nos convierten en algo más bello?
Yo así lo creo. (Gracias Claudia por regalarnos este dibujo tan tierno y bello)

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