Oxigena
- soytuagapimu
- 25 may 2020
- 1 Min. de lectura
A lo largo de mi vida, he ido y venido, habitando distintas casas, viviendo en distintos países. Tras mucho trajín, he regresaso al lugar al que íntimamente pertenezco: la casa de mis padres.
Una tarde, junto al contenedor, me encontré una jardinera con cactus. Soy una enamorada de las plantas así que me los subí a casa y aquí están en mi terraza desde entonces.
Hace algunos años la primera y única flor floreció en uno de ellos. Dura tan solo una noche, es bella y efímera y carente de olor. Este año ha sido distinto, será el parón que nos trajo cielos limpios o que ha sido esta una primavera lluviosa, el caso es los cactus están exuberantes, cuajados de flores que esta noche se han abierto y desprenden un suave aroma como de jazmín. Estuve un rato largo observando, oliendo, quiero guardar este recuerdo en mi memoria y mientras cerraba los ojos, pensé en que me hubiera gustado saber quién los dejó abajo para poder compartir este momento.
Antes de irme a dormir pasé a ver las flores y vi al gato mirar la jardines. ‘Qué suerte tienes’ le dije mientras le acariciaba la barriga, ‘vas a dormir al fresco, entre cojines, viendo estas flores, sintiendo su aroma...‘
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